La Cruz y sus Caídos 1954




Un decreto del general Franco de 16/XI/1938 proclamaba día de luto nacional el 20 de noviembre de cada año, en memoria de José Antonio Primo de Rivera, y establecía, "previo acuerdo con las autoridades eclesiásticas, que en los muros de cada parroquia figure una inscripción que contenga los nombres de sus Caídos, ya en la presente Cruzada, ya víctimas de la revolución marxista." Ese fue el origen de la colocación de placas en las iglesias y de la construcción de monumentos conmemorativos "a los caídos". Después de abril de 1939, España se llenó de memoria de los vencedores.
En Zaragoza, 1941, el alcalde Francisco Caballero propuso eternizar el recuerdo "de nuestros mejores", y un año después la Corporación Municipal convocó un concurso para realizar un monumento funerario. Tras varios proyectos inviables, el monumento, rematado por una gran cruz, se colocó en la Plaza del Pilar en 1954, dedicado "A los héroes y mártires de Zaragoza. Caídos en la Cruzada de Liberación 1936-1939." Allí, cada 20 de noviembre, hasta el final de la Dictadura, se celebraba un acto de homenaje en el que participaban las principales autoridades militares, religiosas, y civiles.
En 1990, con motivo de la remodelación de la Plaza del Pilar, la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza lo trasladó al Cementerio de Torrero y puso, en su lugar, la actual "Fuente de la Hispanidad".

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