El Tío Rana era un ansotano de gran envergadura que visitaba con frecuencia Zaragoza en los años 20 y 30, vestido con el traje típico de su tierra. Tenía mucho dinero procedente del ganado y la madera. Protagonizó varias anécdotas, relacionadas con el rechazo a su indumentaria. Al ser advertido en un hotel de lujo que éste estaba por encima de sus posibilidades, esgrimió un fajo de billetes y requirió comprar el edificio entero. Por la misma razón, adquiría dos localidades en el teatro Principal: una para él y otra para su sombrero. Se dice que en una ocasión, una compañía de zarzuela actuó sólo para él, al haber comprado todas las entradas. También se cuenta que los potentados de la ciudad no pudieron utilizar los coches de caballos de alquiler a la salida de una corrida en la plaza de toros, puesto que él había pagado a todos para que circularan alrededor. Las incomprobables historias, que incluyen posibles descendientes no reconocidos y el uso de billetes para encenderse los puros por el paseo de la Independencia, son innumerables, como los mártires de Zaragoza. Lo vemos donde solía sentarse: en el velador del café Royalty, en la plaza de la Constitución con acceso por la calle Mártires. El comercio de la derecha es la casa de vinos de Miguel Mur, con el portal del entonces número 37 del Coso, anunciando al procurador Luis Villoro.
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